Quienes vivan con perros se habrán dado cuenta de que, en cualquier momento del día, se pueden encontrar a su mascota mirándoles fijamente. Da igual que estén leyendo el periódico, teletrabajando o echando una merecida siesta: nuestros peludos amigos no pierden ocasión de espiarnos y vigilar todos nuestros gestos y lo hacen por un motivo muy especial.

Utilizan su visión para leer nuestras caras, ya que ahí van a descubrir las señales sociales que emitimos y les van a ayudar a entendernos. Nuevos estudios han demostrado que los perros prestan especial atención a las expresiones faciales humanas: y la explicación podría pasar porque, como las personas no tenemos cola y no movemos las orejas como nuestras mascotas, necesitan otras referencias para comunicarse con nosotros.

El científico Corsin Müller dirigió un estudio que demostró que los perros pueden llegar a diferenciar entre rostros humanos felices y enfadados. Otra investigación dirigida por Natalia Albuquerque reveló que los perros se lamían la boca cuando estaban expuestos a expresiones de enfado, una señal que los expertos relacionan con una forma de apaciguamiento ante una sensación de estrés.

En ese estudio, los animales repetían ese gesto de lamerse más a menudo cuando estaban expuestos a imágenes de humanos que cuando veían a otros perros. Eso podría sugerir que han aprendido a entender las expresiones faciales de los humanos para comunicarse con nosotros.

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