Las tipografías Serif (o serifas) son aquellas que llevan remates, es decir, detalles adicionales en los bordes de las letras. El ejemplo por excelencia de Serif es la Times New Roman. Son muy usadas en los periódicos impresos, y se han utilizado desde el inicio de las impresiones, puesto que los detalles de las letras ayudan a seguir la lectura.

La etimología de la palabra inglesa serif no está clara, pero en cualquier caso es un término bastante reciente. La cita más antigua que se conoce es de 1830 en el Oxford English Dictionary donde aparece el término serif y en 1841 sans serif. Por otro lado el Webster's Third New International Dictionary sigue el rastro de la palabra hasta la antigua palabra holandesa schreef, que significaba escribir.

Por el contrario, las tipografías Sans Serif, como su nombre indica –sans es sin en francés-, carecen de estos detalles y también son denominadas de palo seco. Algunas de las más conocidas son la Arial o la Calibri. Son muy utilizadas en entornos digitales, puesto que los detalles son difíciles de plasmar en píxeles.

Una fuente tipográfica es el estilo de un grupo de caracteres, números y signos. La familia tipográfica es un conjunto de tipos basado en una misma fuente, pero con algunas variaciones como puede ser el grosor y la anchura, manteniendo siempre las características básicas comunes, que las distinguen de las demás y las hacen reconocibles, además de dotarlas de una personalidad propia.

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