Los macacos japoneses, conocidos como «monos de nieve», es una especie de primate catarrino de la familia Cercopithecidae. Es el primate que vive más al norte con la excepción del ser humano. Se encuentra en los bosques y montañas de las islas japonesas y alguna de las islas Ryukyu.

Es el único mono nativo de Japón, por lo que se encuentra bien adaptado al clima frío que impera en gran parte del archipiélago durante el invierno (registrándose temperaturas de hasta -15 °C).

Está recubierto de un espeso y lanoso manto de pelo pardo-grisáceo en todo el cuerpo, con la excepción de la cara, nalgas, palma de las manos y pies. En estos lugares se agolpan numerosos vasos sanguíneos con el fin de mantener el calor, lo que les da un característico color rojo, sobre todo en la cara.

Los macacos japoneses están considerados entre los monos más inteligentes. Con el fin de sobrevivir a los crudos inviernos del centro de Japón, localizan fuentes termales de agua caliente y se sumergen en ellas el tiempo que sea necesario.

Este comportamiento fue observado por primera vez en 1963, cuando una pareja joven de macacos fue vista en un complejo de onsen —baños tradicionales japoneses— cerca de un hotel en un día de nieve, una práctica repetida después por el resto del grupo, detalla el estudio.

Han sido profundamente estudiados por los etólogos desde mediados del siglo XX, lo que ha proporcionado importantes avances en el campo del aprendizaje animal.

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