¿Qué pretendía reformar el Decreto de Canopo del faraón Ptolomeo III?
El calendario civil egipcio (solar) tenía doces meses de treinta días, más cinco días (epagómenos) que se agregaban al final del último mes de cada año para completar el año solar, dedicados a varios dioses egipcios.
Los astrónomos egipcios sabían que el año duraba 365 días, pero no consideraron que duraba unas horas adicionales, que no completaban un día. Al no ser contadas estas horas, se acumularon y el calendario civil egipcio se desplazaba días hacia atrás con respecto del calendario astronómico. Una consecuencia de ese desfase fue que las fiestas de una estación se celebraban en otra distinta, así las de verano se celebraban en invierno cada 730 años. Otra consecuencia era que la celebración de la aparición de Sirio ocurría un día diferente cada cuatro años.
En el año 238 a. C. se reunieron en Canopus, en el templo de los dioses Evergetas, los jefes de los sacerdotes-sabios, y otros líderes religiosos del antiguo Egipto para reformar el calendario.
El objetivo de esta reforma era encontrar la manera para que el primer día del año y comiezo de las inundaciones, coincidiera con la aparición de Sirio, y que el planeta Venus, asociado a Isis, mantuviera su posición.
Concluyeron que un año duraba 365 días y 6 horas adicionales. La solución al desfase fue simple: cada cuatro años se añadiría un día más, después de los epagómenos, y ese cuarto año tendría 366 días. Ptolomeo III promulgó el Decreto de Canopus para hacer oficial esta reforma.
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