La ley sálica (Lex Salica) designa una ley secular que debe su nombre a los francos salios, quienes la compilaron y publicaron en latín en el siglo V.

Fue la base de la legislación de los antiguos reyes francos hasta su extinción y la aparición del moderno reino de Francia entre los siglos IX y X.

Se la conoce particularmente por la regulación de la sucesión monárquica a favor de los varones, pero regulaba también otros asuntos (herencia, crímenes, lesiones, robo, hechicería o maleficio, etc.) y habría sido un importante elemento aglutinador en un reino como el franco, compuesto por varios grupos y etnias.

Una parte muy concreta de este código habría sobrevivido, aparentemente, a los reyes francos, y pervivió en la historia europea durante varios siglos: se trata de aquella que prohibía que una mujer heredara el trono de Francia, e incluso que pudiese transmitir sus derechos al trono a sus descendientes varones.

Actualmente, la ley sálica no está en vigor en ninguna monarquía europea y, para determinar la sucesión, lo que opera es en favor de la persona de más edad, con independencia de su sexo, es decir por primogenitura estricta.

Sin embargo, la Monarquía Española y el Principado de Mónaco constituyen dos excepciones: en ambos países se aplica en este momento la llamada ley «agnaticia» que sitúa a las mujeres en la sucesión al trono detrás de sus hermanos varones, aunque éstos sean de menor edad.

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