Damasco es la capital de Siria, la más antigua del mundo, con más de 4000 años de historia, y, según algunos, la cuarta ciudad más sagrada del Islam.

Situada en el suroeste de Siria, Damasco es el centro de un área metropolitana de 2,6 millones de personas. Geográficamente, está localizado en las estribaciones orientales de la cordillera del Antilíbano, 80 kilómetros tierra adentro de la costa oriental del Mediterráneo. El río Barada fluye a través de la ciudad.

La ciudad antigua de Damasco fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Ocupa una superficie de 135 hectáreas y estaba rodeada por una muralla romana, de la que perduran los lados norte y este y parte del lado sur.

Aunque la ciudad aún conserva vestigios romanos y bizantinos, la mayor parte de los 125 edificios y monumentos incluidos en la declaración de la Unesco corresponden al arte islámico.

En primer lugar, destaca la mezquita de los Omeyas, construida en el siglo VIII (hacia 705), uno de los lugares santos del Islam.

La sala de oración de la mezquita contiene una tumba, la de Juan Bautista, caso excepcional en el islam y vestigio de la antigua basílica de san Juan Bautista.

Según la tradición local, el minarete más alto de la mezquita, llamado minarete de Jesús, marca el lugar donde el Mesías volverá a la tierra el día del Juicio final.

La ciudad vieja está sembrada de mezquitas —en todo Damasco hay cerca de 700— de muy diversas épocas.

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