La esmeralda​ es la variedad verde del berilo, un mineral ciclosilicato de berilio y aluminio, que contiene además pequeñas cantidades de cromo y, en algunos casos, vanadio, que le proporcionan su característico color verde. Posee una dureza de 7.5 a 8 en la escala de Mohs.

El valor de la esmeralda se determina según el color, el tamaño, la pureza y el brillo.

Aunque verde es el color genérico de las esmeraldas colombianas y del mundo, no todas las piedras conservan tal pureza en su tonalidad, característica que los expertos identifican plenamente a la hora de tasar el valor. En este orden hay cinco clases distinguidas de esmeraldas.

Colombia es el primer productor mundial de esmeraldas. Aporta un 55%, frente a un 15% de países como Brasil y Zambia que le siguen en la lista.

Existe una leyenda que cuenta la existencia de dos seres nativos: Fura y Tena, mujer y hombre creados por el dios Ares para que sin infidelidad poblaran la tierra a cambio de su eterna juventud. Fura, la mujer, faltó a la promesa, sobreviniendo su acelerada vejez y la muerte de Tena.

Ares habría de apiadarse de los desdichados, convirtiéndolos en dos peñas protegidas por tempestades y serpientes y en cuyas entrañas las lágrimas de Fura se convirtieron en esmeraldas.

Los cerros de Fura y Tena, con una altura de 840 y 500 m sobre el valle del río Minero, custodian la zona esmeraldera de Colombia. Se localizan 30 km al norte de las minas de Muzo, entre las de mayor producción de Colombia.

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