Al contrario de la mayoría de los países, en donde vemos un cesto de basura o un contenedor cada pocos metros en la calle, en Japón estos son bastante escasos, y suelen colocarse junto a máquinas expendedoras o en los konbinis, las tiendas de conveniencia japonesas. Pese a esto, los residuos no son un problema, pues sus habitantes están acostumbrados a llevarse la basura que generen en la calle a sus casas, para ser ellos mismos los que tratan sus desperdicios.

Y esta es una de las cosas que más sorprende a los turistas cuando llegan a Japón, sin duda, la gran limpieza que puede verse en lugares privados y, sobre todo, en zonas públicas. Japón es uno de los países más limpios, pese a la gran cantidad de gente que pasa por sus calles a diario y al, probablemente, consumismo desmedido que se vive en sus grandes urbes. La gente no suele tirar desperdicios al suelo, y eso que tampoco las multas son excesivas. Se trata, simplemente, de una cuestión de educación y conciencia social.

En ello ha influido su historia, en particular los períodos de gran expansión económica, así como su geografía como país montañoso con espacio limitado para los vertederos. Aunque desde la década de 1990 Japón ha venido reduciendo los desechos producidos y fomentando el reciclado, aún le queda mucho por hacer para reducir la dependencia de los incineradores y la basura que se envía a los vertederos.

Más información: japonandmore.com