Existió una distinción honorífica llamada por el pueblo Orden de la Berenjena principios del XIX.

Fue creada durante el reinado de José I Bonaparte (1768-1844). Para hacer posible el proyecto urbanístico que dio lugar a la Plaza de Oriente en Madrid, José I mandó derribar manzanas de casas, travesías y callejones, iglesias y palacetes.

Y para llevar a cabo sus planes consultó con su amante, la marquesa de Montehermoso, a cuyo marido, consentidor y sufrido condecoró con el Gran Cordón de la Orden Real de España, y como el cordón del que colgaba la distinción era morado el pueblo llamó a aquello Orden de la Berenjena.

Su hermano lo nombró rey de Nápoles y, luego, en 1808, de España, país al que se trasladó de inmediato. Cuando llegó a Madrid, España se encontraba sublevada a causa del motín del 2 de mayo, y apenas tuvo tiempo de instalarse, pues hubo de marchar presuroso ante la derrota francesa en Bailén.

Tras la intervención del propio Napoleón, con el grueso del ejército francés, pudo establecer su gobierno en la capital del reino, pero sus medidas liberales e ilustradas toparon con la hostilidad popular, que le hacía víctima de burlas respecto su supuesto alcoholismo recibió el apodo de Pepe Botella.

Tras la batalla de los Arapiles, y ante el avance del duque de Wellington, dejó Madrid llevándose gran cantidad de riquezas, según sus detractores, y se trasladó a Vitoria, donde se enfrentó al inglés y fue derrotado.

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