¿Qué obra de Eurípides retoma los elementos del ritual dionisíaco?
Las Bacantes (409 a.c) es la última tragedia compuesta por Eurípides, durante sus dos últimos años en Macedonia, y se trata de la pieza más extraña y debatida. El tema es muy simple, y trata el despedazamiento de Penteo por las ménades en venganza a su oposición al culto orgiástico de Dioniso.
Se ha querido ver en esta obra maestra una muestra del origen dionisíaco de la tragedia, lo que resulta paradógico habida cuenta de que esta pieza se halla en las postrimerías del género, a más de un siglo de distancia de su creación, y llega de la mano del autor más crítico con los mitos tradicionales.
El arcaísmo de esta pieza, que recuerda la manera de Esquilo, se encuentra en las amplias narraciones de los Mensajeros, el uso del coro como elemento esencial de la acción dramática y la elección del tema.
La principal pretensión del trágico sería ofrecer al público un tratamiento personal y realista del fenómeno dionisíaco en toda su dimensión, tal vez como una de las soluciones que tiene el ser humano cuando los valores de la tradición pierden su sentido: el refugio en una religiosidad mística de salvación. Se preludia así el helenismo, dominado por la veneración del azar, la superstición y la aceptación de religiones mistéricas.
Fue representada póstumamente por el hijo del autor, Eurípides el Joven, en el 405 aC, y ganó el primer premio del certamen dramático gracias, en parte, a ajustarse a un esquema más tradicional.
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