Aunque coincidieron en el tiempo Vincent Van Gogh (1853-1890) y Edvard Munch (1863-1944), no llegaron a conocerse personalmente. Supieron uno de la obra del otro y, en momentos distintos, pasearon por los mismos escenarios (París, Amberes). Fueron hombres atormentados con episodios de locura que, con estilos muy diferentes, plasmaron paisajes similares. Uno de ellos es la Noche Estrellada.

La de Van Gogh, La noche estrellada sobre el Ródano (1889), es una vista exterior nocturna desde la ventana del cuarto del sanatorio mental de Saint-Rémy-de-Provence en el que estuvo recluido. Considerada una de sus obras más inquietantes, las nubes y las estrellas se retuercen en medio de un cielo añil roto por el blanco.

La Noche estrellada de Munch, pintada entre 1922 y 1924, es un paisaje nocturno que representa el litoral de Åsgårdstrand, un pequeño balneario al sur de Oslo, en Noruega, donde pasaba los veranos desde finales de la década de 1880. En este cuadro, Munch muestra la vista desde la ventana del hotel, donde se enamoró por primera vez.

Munch es considerado precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos. Los temas más frecuentes en sus obras fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El grito), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso).

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