Entre los varios movimientos rupturistas de vanguardia de la primera mitad del siglo XX, el dadaísmo fue especialmente agresivo en su embestida contra la razón.

El dadaísmo fue un movimiento cultural e incluso un estilo de vida bohemio que surgió en 1916 en el café Voltaire de Zúrich como reacción contra los convencionalismos del arte burgués.

Uno de los principales temas y motivos del movimiento dadaísta fue la crítica social. Los dadaístas eran sustancialmente políticos en sus motivaciones. Ellos rechazaron la concepción modernista de la autonomía del arte. El arte en sus diversas formas -el teatro, las artes visuales, la literatura y la música- debían presentar perspectivas críticas para criticar a la sociedad.

Los dadaístas vieron la Primera Guerra Mundial como una consecuencia lógica de la cultura y civilización burguesas y su énfasis en el racionalismo y el nacionalismo.

Su portavoz principal fue el rumano Tristan Tzara, seudónimo de Samuel Rosenstock (1896-1963) y en su órbita estuvo gente como Marcel Duchamp y el poeta Apollinaire. Activo en París y Nueva York hasta 1922, el dadaísmo abrió el camino al surrealismo.

La primera materialización de los presupuestos literarios de Tristan Tzara se halla en su colección de poemas "La primera aventura celeste del señor Antipirina" (1916). Su siguiente libro, "Veinticinco poemas" (1919), fue precedido por la publicación de algunas formulaciones teóricas en la revista Dadá y del primer Manifiesto Dadá en1918.

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