Victoriano Huerta, nacido 1850, fue un destacado militar porfirista, calculador y traicionero, que aniquilaba sin piedad a sus adversarios, de allí el mote de Chacal. Por su comportamiento similar al de los chacales que son animales oportunistas que acechan esperando su oportunidad de matar a su enemigo y alimentarse de los restos que dejan otros animales más grandes.

Tras la renuncia de Porfirio Díaz, lo escoltó hacia el Ypiranga (un buque de carga alemán), en el que el dictador partió al exilio. Francisco Madero, ya presidente, lo nombró jefe de las tropas federales para defender el Palacio Nacional de la rebelión orquestada por los generales Manuel Mondragón y Bernardo Reyes, durante la Decena Trágica (del 9 al 19 de febrero de 1913). Huerta aprovechó la rebelión y en complicidad con Félix Díaz, sobrino del expresidente, y del embajador estadounidense Henry Wilson, selló el Pacto de la Ciudadela, para dar el Golpe definitivo al gobierno de Francisco I. Madero.

En 1913, mediante una treta, Victoriano Huerta se convirtió en presidente de México, y su primer acto fue mandar a ejecutar a Francisco I. Madero, y al vicepresidente. La misma noche de ese asesinato, también ordenó el de Gustavo A. Madero, hermano y asesor del presidente, quien había descubierto su plan de conspiración.

Se deshizo poco a poco de sus principales rivales, y acabó por instaurar un régimen militar sangriento que culminó gracias a las victorias militares del constitucionalismo.

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