Las trufas son uno de los alimentos más caros del mundo debido a su cuidadoso y complejo proceso de siembra y cosecha. La trufa blanca de Italia (Tuber magnatum), por ejemplo, puede alcanzar un precio de hasta 6 000 euros por kilogramo.

Se trata de un grupo de hongos que pueden presentarse del tamaño de una nuez o bien, llegar a ser tan grandes como una patata. Existen más de 30 variedades de trufa, siendo las más preciadas la trufa blanca y la trufa negra. Tienen forma irregular y crecen como si de un tubérculo se tratase, bajo tierra.

La trufa por su intenso aroma y sabor se usa en muy pequeñas proporciones, como condimento de diferentes platos. Se suele usar rallada o finamente picada en cantidades pequeñas, para dar sabor a una salsa ideal para carnes como la salsa Périgueux o bien, para aromatizar una sencilla pasta y darle un toque elegante.

Según un estudio publicado en Journal of Food Science son fuente de proteínas de alta calidad debido a que poseen 9 aminoácidos esenciales o los que el cuerpo no puede sintetizar y que se requieren para crear o reparar nuevas estructuras. Además, son fuente de hierro, potasio, calcio y sodio para el organismo y poseen potentes antioxidantes.

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