Se da el nombre de Guerra de los Cien Años al largo conflicto que sostuvieron los reyes de Francia e Inglaterra entre 1337 y 1453. En realidad fue una extensa serie de choques militares y diplomáticos, caracterizada por breves campañas bélicas y largas treguas.

No fue, por tanto, un estado de guerra permanente, aunque las prolongadas y frecuentes treguas se veían continuamente salpicadas de escaramuzas al estilo de la guerra de guerrillas, y las maniobras diplomáticas más tradicionales estaban al orden del día.

La causa dominante fue una serie de disputas territoriales, incluida la cuestión de la sucesión legítima a la corona francesa.

Por convención, se dice que la guerra comenzó el 24 de mayo de 1337, con la confiscación del ducado inglés de Guyena por parte del rey francés Felipe VI. El nombre 'Guyena' o 'Guienne' es una corrupción de «Aquitania», y se utilizaba desde el siglo X.

Esta confiscación, sin embargo, había sido precedida por luchas periódicas sobre la cuestión de los feudos ingleses en Francia que se remontan al siglo XII.

En la primera mitad del siglo XIV, Francia era el reino más rico, más grande y más poblado de Europa occidental. Inglaterra era el Estado europeo occidental mejor organizado y más integrado y el que más posibilidades tenía de rivalizar con Francia, ya que el Sacro Imperio Romano Germánico estaba paralizado por profundas divisiones.

La lucha por la supremacía se vio exacerbada por problemas complejos.

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