"...Empieza a sentir, y siente/ la vida como una guerra"/ y a dar fatigosamente/

en los huesos de la tierra..." es una de las emotivas estrofas de "El niño yuntero".

Entre los veranos de 1936 y 1937, Miguel Hernández compone su libro "Viento del pueblo", que ve la luz en 1937. Un libro en el que vemos a un escritor profundamente enraizado en el pueblo, que se hace eco de las inquietudes populares con una marcada tonalidad épico-lírica, en consonancia con el modelo que habían fijado poetas como Rafael Alberti, con su poesía combativa, revolucionaria y surrealista.

Miguel Hernández (1910-1942) fue un poeta de especial relevancia en la literatura española del siglo xx. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como "genial epígono" de la generación del 27.

Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

Durante la guerra compone "Viento del pueblo" y "El hombre acecha" con un estilo que se conoció como "poesía de guerra". En la cárcel acabó "Cancionero y romancero de ausencias". En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.

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