La sandía o Citrullus lanatus, es una planta de la clase trepadora o rastrera. Proviene de la familia de las Cucurbitáceas. La sandía es un fruto bastante carnoso y cuando se encuentra en la etapa perfecta de maduración, puede llegar a contener hasta un 90% de agua.

Desde hace mucho tiempo se dice que la sandía proviene de África, sin embargo no se tiene conocimiento sobre la exactitud del lugar. El cultivo de esta planta data desde hace 4 mil años aproximadamente.

La sandía tiene raíces ramificadas y poco profundas. La raíz principal crece mucho más que las secundarias. El tallo suele ser herbáceo y a su vez tiene una forma cilíndrica, pudiendo llegar a medir unos tres metros. Las flores son de color amarillo y están algo separadas.

En cuanto a su fruto, la sandía o melón de agua como también se le conoce en algunas regiones, tiene la forma de una gran baya, por fuera suelen ser de color verde mientras que en su interior, su pulpa es de color rojo o rosa claro con un sabor bastante dulce.

Tiene una gran cantidad de semillas en su interior las cuales son de diferentes tamaños, su forma es tipo ovoide y al mismo y tiempo aplastada y su color es variable, pueden ser blancas, amarillas o negras.

La sandia no solo es uno de los frutos más refrescantes que existen, también posee una gran cantidad de propiedades las cuales son muy beneficiosas para nuestro organismo y es por esta razón que muchos especialistas en nutrición la llaman el fruto que sirve para todo.

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