John Locke (1632 - 1704) fue un pensador británico, uno de los máximos representantes del empirismo inglés, que destacó especialmente por sus estudios de filosofía política.

Locke fue uno de los grandes ideólogos de las élites protestantes inglesas que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad.

Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos.

Postuló que, al nacer, la mente era una pizarra en blanco o tabula rasa. Al contrario de la cartesiana, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que el conocimiento se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial.

En su obra más trascendente, "Dos ensayos sobre el gobierno civil" (1690), sentó los principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad.

Partiendo del pensamiento de Thomas Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de un "contrato social" originario, rechazando la doctrina tradicional del origen divino del poder.

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