El color azul de los ojos es el resultado de una combinación de factores genéticos y ópticos, y no se debe a la presencia de un pigmento azul. A diferencia de lo que muchos creen, los ojos azules no contienen ningún colorante o tinte de ese tono. En realidad, el único pigmento presente en el iris humano es la melanina, un pigmento marrón oscuro. La cantidad y distribución de melanina en las diferentes capas del iris es lo que determina el color de los ojos.

Aquí entra en juego un fenómeno físico conocido como dispersión de Rayleigh, que es el mismo que explica por qué el cielo se ve azul. Cuando la luz blanca (que contiene todos los colores) entra en un iris con poca melanina, las longitudes de onda más cortas de la luz (es decir, las azules) se dispersan más que las más largas. Como resultado, el azul es el color que se refleja hacia afuera con mayor intensidad, y es el que percibimos al mirar esos ojos.

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