Genitor fue el caballo de Julio César, se decía que tenía los cascos prácticamente idénticos a las extremedidades de un hombre, con tres pezuñas al final de sus patas que a simple vista se asemejaban bastante a los dedos de un pie, de ahí que la leyenda haya bautizado a Genitor como el caballo de los pies de hombre.

Por esta razón desde su nacimiento los “augures”, los sacerdotes de la Antigua Roma, tomaron esta rareza como un designio de los dioses, profetizando que aquella persona que montase a Genitor dominaría el mundo. Por esta razón Julio César lo consideró desde un primer momento su caballo favorito, prohibiendo que nadie más lo montara y asumiendo de forma personal su cuidado y alimentación.

Le dio ese nombre en honor de su padre Cayo Julio, e incluso hizo levantar una estatua del animal delante del templo de Venus Genetrix para que las divinidades lo protegieran durante las batallas.

Plutarco cuenta que desde muy niño se entrenaba galopando con las manos cruzadas a la espalda para ejercitar el sentido del equilibrio y que a diario solía caminar a caballo mientras dictaba cartas de forma simultánea a dos de sus escribientes, siendo legendaria su capacidad de resistencia sobre un caballo.

Otros historiadores cuentan que, aconsejado por los sacerdotes, Julio César tenía la costumbre de retirar a Genitor del campo de batalla cuando el combate entraba en una fase peligrosa para la integridad del animal.

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