En 1997, el cometa Hale-Bopp dejó un espectacular rastro en el cielo nocturno. Mientras los astrónomos se maravillaban, otro grupo convertía el suceso en tragedia con un suicidio colectivo vinculado a creencias cósmicas. Se trataba de la secta de La Puerta del Cielo, un grupo que tenía su sede en Rancho Santa Fe, una mansión en California.

Murieron 39 personas, incluyendo su líder y profeta, Marshall Applewhite. El grupo se sostenía mediante un próspero negocio informático y creía que con el cometa Hale-Bopp venía una nave espacial extraterrestre que les pondría a salvo del apocalipsis inminente. La página que la secta usaba para difundir esta doctrina aún sigue en pie.

Por desgracia, para subir a la nave había que cumplir un requisito problemático: morirse. Las fotos de los seguidores muertos envueltos en telas moradas y luciendo las mismas zapatillas deportivas inundaron los telediarios.

Los miembros de la secta ingirieron una solución letal de barbitúricos y alcohol en tres tandas. A medida que perdían el conocimiento, se asfixiaban debido a bolsas de plástico con las que se envolvían la cabeza. La metodología a seguir para estas muertes rituales era precisa y los miembros de la secta la siguieron con detalle, amortajando a sus compañeros muertos con telas moradas y quitando las bolsas de plástico.

​ La mayoría de sus discípulos eran jóvenes y estaban interesados en el ocultismo, o bien vivían apartados de la sociedad establecida.​

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