En la mitología griega, el tíaso era una comitiva extática de Dioniso, a menudo descrita como un grupo de juerguistas borrachos.

La poetisa Safo fundó en la isla de Lesbos un tíaso vinculado al culto de Afrodita, al que se enviaban a las muchachas de buena familia para ser instruidas para el matrimonio. A las jóvenes se les formaba en las artes, letras y en los ritos domésticos, pero también en la búsqueda de la belleza, la elegancia y el amor.

Se hizo famosa por sus líricas, que aludían a relaciones de tipo homosexual con sus jóvenes discípulas. Así su nombre ha dado origen a los términos "sáfico", aplicado a la homosexualidad femenina, y "lésbica", procedente de su isla natal, Lesbos.

Las Ménades fueron las primeras ninfas encargadas de la crianza de Dioniso, uno de los hijos de Zeus, asociado a la locura ritual y el éxtasis. También fueron las primeras seguidoras de este dios, siendo poseídas por él y sus rituales. Se las suele representar en una danza eterna, embriagadas y fuera de sí. Y no es de extrañar, ya que el significado literal de ménade es "la que desvaría".

Son fácilmente reconocibles en sus representaciones ya que suelen portar coronas de hojas de vid en sus cabellos, vestidas de nebris, piel de cervatillo, llevando en sus manos racimos de uvas, antorchas y serpientes vivas o un cayado de nominado Thirsus. Este tipo de vara estaba rematada con ramas de pino y envuelta en ribetes, viñas y hiedra, como alusión a su vínculo con la naturaleza.

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