El autor de ciencia ficción Isaac Asimov enunció tres leyes de la robótica, que son una base ética para el desarrollo actual de sistemas autónomos. Fueron enunciadas en uno de sus relatos, "Círculo vicioso" (publicado en 1942), sencillamente como pilar social para su universo literario. Estas normas se dirigen a los robots que en los relatos y novelas del autor tenían capacidad de obrar por sí mismos. Establecen lo siguiente:

1. Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

Esta redacción de las leyes es la forma convencional en la que los humanos de las historias las enuncian; su forma real sería la de una serie de instrucciones equivalentes y mucho más complejas en el cerebro del robot.

Asimov atribuye las tres leyes a John W. Campbell, que las habría redactado durante una conversación sostenida el 23 de diciembre de 1940. Sin embargo, Campbell sostiene que Asimov ya las tenía pensadas, y que simplemente las expresaron entre los dos de una manera más formal.

Asimov, junto con Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke, fue considerado en vida como uno de los «tres grandes» escritores de ciencia ficción.

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