Se conocen como cebra a tres especies del género Equus propias de África —Equus quagga (cebra común; con cinco subspecies),​ Equus zebra (cebra de montaña; dos subespecies)​ y Equus grevyi (cebra de Grevy)​— cuya característica más distintiva es su coloración a base de rayas blancas sobre un fondo negro.

Ningún animal tiene un pelaje tan característico como el de la cebra. Las rayas de cada espécimen son igual de únicas que las huellas dactilares (no hay dos iguales), si bien cada una de las tres especies existentes tiene su propio patrón general.

Los científicos no están seguros de por qué tienen rayas las cebras, pero muchas teorías se centran en su utilidad como cierta forma de camuflaje. Sus patrones pueden suponer una dificultad para los depredadores a la hora de distinguir a un individuo en una manada a la carrera y distorsionar la distancia al amanecer y al anochecer. O bien pueden eludir a los insectos que solo reconocen grandes reas de piel del mismo color, o actuar como algún tipo de protector solar natural. Debido a su carácter nicho, las rayas también pueden ayudar a las cebras a reconocerse mutuamente.

Las cebras presentan un tamaño medio de 2,3 metros de longitud, 1,2-1,5 metros de altura a la cruz y un peso de aproximadamente 300 kilogramos, aunque las cebras de Grevy pueden llegar a pesar hasta 450 kilogramos.

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