La planaria es un pequeño gusano plano que cuenta, al mismo tiempo, con el sistema orgánico más sencillo y más complejo que nadie pueda imaginar.

En su cara tiene dos pequeñas manchas oculares, que son las que utiliza a modo de fotorreceptores para poder ver, su boca se encuentra más cerca de la cola que de la cabeza, lo que permite que los animales que absorbe como comida lleguen de la faringe al intestino gracias al movimiento de sus músculos.

La digestión se lleva a cabo en las células cercanas al intestino, desde donde se distribuyen los nutrientes hacia el resto de partes del cuerpo. Por el contrario, todo aquel desperdicio que es necesario eliminar sale del cuerpo a través de las células excretoras con las que cuenta, sin necesidad de almacenarlas.

Sus células son capaces de absorber oxígeno, liberando por el mismo conducto el dióxido de carbono innecesario. En cuanto a su sistema reproductivo, todas las planarias son hermafroditas, lo que significa que tiene tanto órganos sexuales masculinos como femeninos.

Cada planaria es capaz de dar y recibir esperma, los huevos permanecen en su interior, hasta que semanas después, antes de que eclosionen, son expulsados a modo de cápsulas. Además, cuenta con una serie de neoblastos, que analizar qué estructuras corporales son las que se han perdido para volver a generarlas. La memoria celular les permiten crear tejidos de exactamente el mismo tamaño de los que han perdido.

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