Una jitanjáfora es el uso de vocablos que no tienen sentido. Alfonso Reyes, fue un poeta, ensayista, narrador, traductor, diplomático y pensador mexicano, conocido también como "el regiomontano universal", lo tomó de una poesía de Mariano Brull, (poeta cubano por lo general asociado con el movimiento simbolista francés) donde jugó con sonidos e inventando palabras.

Son puros inventos que lo único que hacen es conseguir que suenen armónicamente al ser recitadas.

Eusebio Blasco estrenó en Madrid en el año 1886, una zarzuela a la que le sumó una jitanjáfora que cantaba un coro, "Suripanta, la suripanta/ maqui truqui da somatén/ sun fáribum, sun fáriben/ maca trúpitem sangasem", es un ejemplo de como queda formada una armonía de sonidos.

No quiere decir nada en ningún idioma. Por alguna razón además, después de aquella zarzuela, la palabra "suripanta" fue incluída en los diccionarios de habla hispana endilgándole el significado de "corista de teatro".

Algunos artistas de vanguardia, como los dadaístas, utilizaron éste género.

Miguel Ángel Asturias (escritor guatemalteco) en su obra "El señor Presidente", Gonzalo Torrente Ballester, (escritor español) en "La saga/fuga de J. B.",Alejandra Pizarnik (escritora argentina) en la extravagante "La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa".

Más información: www.ecured.cu