El jabillo, "Hura crepitans", es un árbol venenoso para los seres humanos, de la familia de las euforbiáceas.

Su altura es mayor de 30 m, la forma de sus hojas es acorazonada y grande, caracterizándose por presentar una corteza gris y muy espinosa. Es originario de las zonas intertropicales de América tanto del Norte como Central y del Sur, principalmente en las cuencas del Orinoco y Amazonas. Se encuentra muy extendido en la isla de Cuba.

La corteza es de color marrón y de textura lisa, que emana una resina que puede ser irritante. Le nacen flores en diferentes lugares del árbol; estas flores pueden ser femeninas o masculinas.

Las flores masculinas nacen en al borde de las ramas y son espigas de 3 a 5 cm de longitud, son de color rojo oscuro y poseen entre 8 a 20 estambres. Por otro lado, las flores femeninas son solitarias, nacen sobre las semillas, y son de color rojo oscuro.

Este árbol se caracteriza por ser muy grueso, su madera es muy pesada y sus raíces muy superficiales.

Entre los múltiples usos que se le da a la madera de jabillo está la de ser empleada en la carpintería, y en la ebanistería, con el tronco se pueden fabricar canoas. La resina que brota de su corteza es empleada en la pesca para aturdir a los peces, además de ser irritante si entra en contacto con la piel. Su madera es la materia prima para la fabricación de féretros y es de un elevado valor comercial. Las semillas de este árbol pueden resultar ser muy tóxicas si son ingeridas.

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