Un facsímil o facsímile (del latín fac simile, ‘haz semejante’) es una copia o reproducción casi idéntica de un documento (generalmente antiguo y de gran valor, como un libro, un manuscrito, un impreso, un mapa o un dibujo a mano alzada) o de una firma.​

Para conseguir realizar este tipo de reproducciones de alta calidad, lo más habitual es utilizar técnicas fotográficas y serigráficas, que permiten imitar fielmente los colores, tamaño, defectos y matices del documento original. Esta técnica no suele aplicarse a objetos tridimensionales o pinturas que tengan relieve, como por ejemplo pinturas al óleo.

En casi la totalidad de los casos los libros reproducidos son obras escritas a mano, principalmente aquellas decoradas como los manuscritos miniados medievales o renacentistas.

Con el paso del tiempo se han consolidado algunas prácticas editoriales. El facsímil se vende acompañado de un volumen de comentarios, que contiene estudios histórico-artísticos acerca del volumen reproducido y, en algunas ocasiones, también la traducción de texto del libro.

Por sus características, es habitual que los facsímiles sean empleados en museos para mostrar documentaciones antiguas y muy valiosas sin exhibir los papeles originales, que quedan a resguardo.

Las bibliotecas son otras instituciones que recurren a los facsímiles. Los usuarios, de este modo, pueden acceder a estas reproducciones y conocer el contenido de documentos importantes.

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