El epitalamio es un canto nupcial que en la antigüedad clásica se interpretaba ante la cámara de los recién desposados. El nombre es de origen griego, que significa sobre y lecho nupcial; consiste en un canto que se realizaba a las puertas de la habitación de los recién casados, entonados por un coro de jóvenes y doncellas acompañados de flautas u otros instrumentos.

Entre los géneros literarios el epitalamio es un subgénero lírico. En la antigua Grecia era una tradición entonar estos cantos para invocar la buena suerte en una boda. Safo es considerada como una de las pioneras del epitalamio.

El autor V. Joaquín Bastús señala que entre los griegos el epitalamio no fue más en un principio o en tiempos heroicos, que una sencilla aclamación de Hymenée, esta palabra pasó a ser después no más que un accesorio del epitalamio; la cual se intercalaba en el poema, con ella expresaban los coros en ciertos períodos o pasajes, los aplausos y los votos.

El epitalamio latino tuvo un origen muy diferente del griego. Consistía primero entre romanos en la aclamación de la palabra Thalassius, que era el Dios de las bodas, una expresión de alegría consagrada a la solemnidad de estas clases de fiestas, y que significaba lo mismo que Hymen entre los griegos.

Antonio Machado compuso uno de estos textos en honor a la boda de Francisco Romero, Rubén Darío también hizo referencia a este género titulado "Epitalamio bárbaro" y Manuel José Othón fue otro autor de este género.

Más información: es.wikipedia.org