En las escuelas de filosofía platónica, neopitagórica, platónica media y neoplatónica, el demiurgo es un personaje artesano responsable de confeccionar y mantener el universo físico. Los gnósticos adoptaron el término "demiurgo". Aún siendo confeccionador, el demiurgo no es necesariamente el mismo que la figura creadora en el sentido monoteístico, porque tanto el demiurgo como el material con el que confecciona el universo se consideran consecuencias de algo más. Dependiendo del sistema, este puede ser no creado y eterno o producto de alguna otra entidad.

La palabra demiurgo deriva de demiurgus. Originalmente era un nombre común que significaba "artesano", pero gradualmente llegó a significar "productor" y finalmente "creador". El uso filosófico y el nombre propio derivan de Timeo de Platón, escrito en c. 360 a.C., donde el demiurgo es presentado como el creador del universo. El demiurgo también se describe como un creador en las tradiciones filosóficas platónicas (c. 310-90 a.C.) y platónicas media (c. 90 a.C.-300 d.C.). En las distintas ramas del neoplatonismo (del siglo III d.C. en adelante), aún no es "el Único".

En la ideología archidualista de los varios sistemas gnósticos, el universo material es malo, mientras que el mundo no material es bueno. Según algunas ramas del gnosticismo, el demiurgo es malévolo, ya que está conectado al mundo material. En otros, incluyendo las enseñanzas de Valentino, el demiurgo es simplemente ignorante o mal informado.

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