El vocablo griego bírros llegó al árabe clásico como burnūs, que a su vez derivó en el árabe hispánico barnús o burnús. En dicho término se encuentra el antecedente etimológico más cercano de albornoz, un concepto de nuestra lengua que puede referirse a distintos productos vinculados a la indumentaria y al sector textil.

La primera acepción de la noción que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario alude a una bata de baño confeccionada con tela de toalla. El albornoz, en este sentido, es una prenda abierta en su parte de adelante que se emplea al salir de la ducha.

Otra acepción de albornoz se relaciona con una prenda similar a una capa, un capuz o un capote, caracterizada por contar con capucha (es decir, con una cobertura para la cabeza que puede dejarse echada a la espada cuando no se usa). Este albornoz suele usar utilizado por los bereberes (habitantes del norte africano, región que incluye a países como Túnez, Marruecos, Egipto y Argelia, entre otros).

En sus orígenes, el albornoz era una capa hecha con lana que los pastores usaban a la noche para protegerse del frío. Esta prenda, además de la capucha, contaba con mangas y podía cerrarse.

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