El rococó fue un movimiento artístico europeo de origen francés que se caracterizó por su estilo alegre y provocador, y el gusto por la decoración excesiva. Se manifestó en la pintura, la arquitectura, las artes decorativas y la escultura.

Se desarrolló a principios del siglo XVIII, en el período de transición entre el barroco y el arte neoclásico. Pese a que comparte con el barroco el interés por la profusión de detalles, se distingue de este por sustituir su solemnidad y dramatismo por el placer y el divertimento.

Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las relaciones humanas, un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual. Todo era menos serio y más sentimental. Todo mucho más lúdico, acorde con una (alta) sociedad en busca de la felicidad.

Según Étienne-Jean Delécluze, el término «rococó» fue inventado en torno al año 1797 como una broma por Pierre-Maurice Quays, alumno de Jacques-Louis David. Supuestamente se trataría de una asociación de las palabras francesas «rocaille» y «baroque» (barroco), la primera de las cuales designa una ornamentación que imita piedras naturales y ciertas formas curvadas de conchas de moluscos.

El término «rococó» tuvo durante mucho tiempo un sentido peyorativo, antes de ser aceptado a mediados del siglo XIX como un término propio de la historia del arte.

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