Durante el embarazo, algunas células fetales dejan la matriz a través de la placenta e ingresan al cuerpo de la madre, ubicándose en distintas partes de su cuerpo. Este fenómeno es conocido como microquimerismo fetal.

El microquimerismo fetal fue descubierto a finales del siglo XIX por un científico alemán llamado Georg Schmol. Un siglo después, los científicos se maravillan de cómo las cromosomas Y que solamente pasan de padre a hijo en algunas ocasiones terminan en las células de la madre. El intercambio de células empieza en las primeras seis semanas de gestación y los beneficios que éstas traen a la madre son asombrosas pues impulsan procesos curativos, la lactancia, circulación y ayudan a prevenir el cáncer de mama. Hay casos en los que la presencia de estas células en la madre han generado capacidades regenerativas en las células, inclusive en condiciones crónicas de corazón.

Es importante resaltar que los efectos del microquerismo fetal en la madre no siempre son positivos. Debido a que las células portadoras de cromosomas Y son extrañas en el cuerpo de la madre, en algunas ocasiones su cuerpo genera enfermedades auto inmunes, produciendo que sus células ataquen a las nuevas, afectando directamente el sistema inmunológico de la madre. En muchos casos, el microquimerismo fetal está asociado con la preeclampsia, una enfermedad durante el embarazo que eleva la tensión arterial y pone en riesgo la salud del bebé y de la madre.

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