El sacramento de la penitencia, también conocido como sacramento de la reconciliación, de la confesión, del perdón o de la curación, consiste en arrepentirse de los pecados que se han cometido, confesarlo a un sacerdote para obtener la absolución y tener el propósito de no volver a actuar mal en adelante. Es uno de los siete sacramentos de las Iglesias católica, ortodoxa y copta.

La fe católica considera que se trata de un sacramento de curación instituido por Jesucristo, y que quienes se acerquen a él con las debidas disposiciones de conversión, arrepentimiento y reparación reciben el perdón de Dios por sus pecados cometidos después del bautismo así como también la reconciliación con la Iglesia.

En el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia cristiana) se descubre una constante llamada a la conversión y a la corrección. Se recomiendan las prácticas penitenciales tradicionales que se practican hasta el día de hoy, especialmente la oración, el ayuno y la limosna.

La tradición de la Iglesia toma normalmente la afirmación de los apóstoles de Jesús, según la cual este les había dado poder para perdonar los pecados en nombre de Dios. Los sucesores de los apóstoles escribieron que estos les habían transmitido dicha facultad —entre otras—.

La palabra penitencia proviene del latín 'paenitentia' (arrepentimiento, dolor, disgusto), nombre formado con el sufijo compuesto -entia (cualidad de un agente), sobre la raíz de un verbo impersonal 'paenitere' (arrepentirse).

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