La pareidolia proviene de los términos griegos “para” qué significa “mas allá de” y “eidolon” que significa “imagen” o “forma”. Es un fenómeno neuro-psicológico por el cual las personas que lo experimentan creen ver formas o contenidos visuales que en realidad no están allí.

Consiste en percibir un rostro, una figura humana o un animal en lugares de lo más insospechados, en las ventanas o en las puertas de un edificio, en la parte posterior de un despertador, en una tostada, en una grifería, etc.

El cerebro detecta esas figuras donde tan solo hay una sombra, una mancha de grasa o una nube y donde en realidad no hay nada y es porque nuestros cerebros están dotados de unos circuitos específicos en la parte del encéfalo que forman una estructura denominada “giro fusiforme” que se activa en cuestión de centésimas de segundo y nos hacen ver una variedad de caras, figuras o imágenes.

En base a los estudios del profesor Kang Lee, de la Universidad de Toronto, no todas las personas experimentan la pareidolia con la misma intensidad. De hecho, se cree que cuanto más inteligente es una persona, más probabilidades tiene de encontrar patrones incluso en elementos que realmente no los incluyen. En estos mismos estudios se explica que, ver rostros o imágenes en cosas inanimadas es un síntoma de que nuestras conexiones cerebrales funcionan perfectamente.

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