La obsidiana, llamada a veces cristal volcánico, es un tipo de roca ígnea (roca volcánica perteneciente al grupo de los silicatos), con una composición química de silicatos alumínicos y un gran porcentaje (70 % o mayor) de óxidos silícicos.

Su composición es parecida al granito y la riolita. La obsidiana no es un mineral, porque no posee una estructura química bien definida.

Su color es oscuro, aunque puede variar según la composición de las impurezas del verde muy oscuro al claro, al rojizo y estar veteada en blanco, negro y rojo. El hierro y el magnesio la colorean de verde oscuro a marrón oscuro. Tiene la cualidad de cambiar su color según la manera de cortarse. Si se corta paralelamente su color es negro, pero cortada perpendicularmente su color es gris.

La obsidiana se produce cuando un volcán emite lava félsica que se enfría rápidamente con un crecimiento mínimo de cristales.

Se halla comúnmente en los márgenes de los flujos de lava riolítica, conocidos como flujos de obsidiana, donde la composición química induce una alta viscosidad y grado de polimerización de la lava.

La inhibición de la difusión atómica en esta lava altamente viscosa y polimerizada explica la falta de crecimiento de los cristales. Es un material duro y quebradizo, al fracturarse, tiene bordes muy afilados, una propiedad que se utilizó en el pasado para la elaboración de herramientas de corte y perforación y en la actualidad de forma experimental como hojas para bisturí quirúrgico.

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