Los polos magnéticos de la Tierra se han invertido varias veces a lo largo de la historia del planeta; la última, hace 780.000 años. Hace tiempo que los geofísicos creen que los polos podrían estar en proceso de intercambiar de nuevo sus posiciones. Puede que eso ocurra antes de lo previsto.

La inversión magnética, geomagnética o de polaridad produce el traslado de los polos y el flujo magnético, dando como resultado un cambio en la orientación del campo magnético terrestre de tal modo que la posición del polo norte y sur se intercambian.

La red de satélites Swarm, de la ESA, ha observado que el campo magnético terrestre se está debilitando diez veces más deprisa de lo que se pensaba: un 5 por ciento cada diez años, en lugar de cada siglo. Esto indica la inminencia de la próxima inversión que podría completarse antes de 2000 años. De hecho, el norte magnético parece estar desplazándose hacia Siberia.

Los expertos no conocen por completo qué provoca la inversión de los polos, pero coinciden en que el campo magnético del planeta presenta una configuración dipolar.

El centro de la Tierra consta de un núcleo interior de hierro sólido y uno exterior de hierro líquido, muy buen conductor de la electricidad. Al calentarse en las proximidades del núcleo interior, el hierro líquido asciende, tras lo cual se enfría y se hunde de nuevo. La rotación terrestre retuerce su trayectoria, lo que genera un campo magnético con polos norte y sur que se perpetúa a sí mismo.

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