La entomofobia, a veces conocida como insectofobia, es una fobia específica caracterizada por un miedo excesivo o irreal a una o más clases de insectos. Está entre las fobias más comunes, y probablemente la fobia a animales más extendida.

Aunque la mayoría de los insectos no son dañinos para los humanos y no representan una amenaza, quienes sufren con esta fobia experimentan una ansiedad extrema ante el solo pensamiento u observación de un insecto. Las personas con entomofobia pueden sentirse avergonzadas y ser conscientes de su miedo, pero son incapaces de hacerle frente y, a menudo, requieren de ayuda profesional para superarlo.

Cualquier insecto, ya sean arañas, avispas, mariposas, libélulas u orugas pueden convertirse en el estímulo que elicita una fobia. Ahora bien, formas de entomofobia más habituales son la fobia a las abejas y a las arañas.

La reacción ante el contacto o, simplemente la proximidad de estos animales, se caracteriza por sudoración, respiración rápida, taquicardia y náusea. En algunas ocasiones las personas suelen llorar al tener cercanía con algún insecto.

Como la mayoría de las fobias, la entomofobia se puede curar con tratamiento psicológico. Los métodos habituales exponen gradualmente al fóbico al animal que le aterroriza, impartiendo al paciente, como terapia, clases de entomología para que se familiarice con la forma de vida de los insectos.

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