El nefrón es la unidad funcional del riñón. Se trata de una estructura compleja formada elementos como el asa de Henle, el túbulo contorneado distal, el tubo contorneado proximal y el glomérulo renal.

Cada riñón cuenta con más de un millón de nefrones, encargados de filtrar la sangre para reabsorber las sustancias útiles y expulsar las demás a través de la orina. Los nefrones son tubos con paredes activas a nivel metabólico, que se vinculan a una gran cantidad de vasos sanguíneos.

Es importante destacar que los nefrones cumplen con un rol relevante en la homeostasis, que es la propiedad orgánica encargada de garantizar la estabilidad interna a través de intercambios de energía y materia con el exterior.

Diversos organismos tienen una propiedad denominada homeostasis, que les permite mantener un cierto nivel de estabilidad en su interior. Se trata de un equilibrio dinámico que se debe a una serie de sistemas de control que conforman los mecanismos de autorregulación.

A través de las arteriolas aferentes, el plasma de la sangre llega a la cápsula de Bowman, donde se hallan los glomérulos. Luego el fluido filtrado arriba al tubo contorneado proximal para que se lleve a cabo otra filtración y se reabsorba parte del agua, la glucosa, el sodio y los aminoácidos. El proceso sigue en el conducto colector, el asa de Henle y el tubo contorneado distal, continuando las sucesivas filtraciones y los intercambios de sustancias.

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