El krill, (Euphausiacea) pertenece al orden de los crustáceos malacostráceos.

Se alimenta sobretodo de fitoplancton y es un recurso extremadamente importante, porque constituye el alimento principal de muchos animales marinos (pingüinos, focas, lobos marinos, ballenas y peces) del océano Austral. Es considerado una de las especies animales más abundantes del planeta.

Vive entre 6 y 7 años y la madurez sexual es alcanzada entre los 2 y los 3 años de edad. El apareamiento consiste en un abrazo muy estrecho para que los espermatóforos se transfieran al órgano sexual de la hembra.

Está incrementándose su explotación para el consumo humano, como suplementos dietéticos, como cápsulas de aceite, alimento para el ganado y alimento para mascotas.

Es considerado un gran tesoro, debido a sus atractivas características nutricionales, entre las que destacan su alto valor proteico, el porcentaje de proteínas contenido en este pequeño crustáceo alcanza el 70% de su peso, de las cuales un 46% se componen por aminoácidos esenciales. Además, es poseedor de ácidos grasos omega 3, lo que lo transforma en un alimento cardioprotector, al favorecer el incremento de colesterol HDL o bueno y reducir el riesgo cardiovascular.

Tiene alto contenido en minerales y oligoelementos como el calcio, magnesio, fósforo, selenio, zinc, sodio, yodo, fluor, cobre, potasio y manganeso.

Si el krill se extinguiera, la ecología sufriría algo así como un infarto del que no podría reponerse.

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