La glándula tiroides se localiza en la parte anterior del cuello. Está encargada de la liberación a la sangre de las hormonas tiroideas (hormona T3 y hormona T4), las cuales desempeñan acciones muy importantes en el metabolismo, como el control del peso, de la temperatura, del movimiento del aparato digestivo, etc. La liberación de estas hormonas es regulada por la hormona que se secreta en la hipófisis (glándula localizada en el cerebro).

El hipotiroidismo subclínico es un diagnóstico basado en los análisis y no produce ningún síntoma. Consiste en el hallazgo de una TSH alta, con unas hormonas tiroideas (T3 y T4) normales en unos análisis de sangre. Esta anomalía indica que el tiroides sufre algún tipo de alteración por la que trabaja poco y precisa de una mayor cantidad de TSH para conseguir funcionar adecuadamente.

El hipotiroidismo subclínico es un hallazgo muy frecuente. Lo padece un 7% de las mujeres; se incrementa con la edad, en personas de raza blanca y en áreas con déficit de yodo.

El diagnóstico del hipotiroidismo subclínico se realiza mediante un análisis de sangre en el que se determinen la TSH y las hormonas tiroideas. Cuando hay un hipotiroidismo subclínico la T3 y la T4 están normales y la TSH está alta. Los resultados siempre se deben de confirmar con un segundo análisis.

El tratamiento del hipotiroidismo subclínico es controvertido y los médicos no se ponen de acuerdo sobre qué personas deben recibirlo.

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