El glifosato (N-fosfonometilglicina) es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones como herbicida forestal.

El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup (nombre comercial producido por Monsanto, cuya patente expiró en 2000).

El glifosato también se utiliza en la fruticultura y silvicultura, en mantenimiento de céspedes y jardines, y en ambientes acuáticos,​ como herramienta tecnológica para la eliminación de la vegetación indeseable.

El uso del herbicida ha sido y es objeto de controversia desde el punto de vista toxicológico y ambiental.

La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA)​ y la Organización Mundial de la Salud​ clasificaron en 1993 los herbicidas con glifosato como de baja toxicidad. Sin embargo, En marzo del 2015, la Organización Mundial de la Salud declaró en Lyon, Francia, que el glifosato es “un probable carcinógeno para los seres humanos”.

En marzo de 2017, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), tras un estudio exahustivo, mantiene al glifosato en la clasificación de no cancerígeno pero como sustancia tóxica para la vida acuática.

A partir del 7 de julio de 2017 California incluye el glifosato en su lista oficial de productos cancerígenos.

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