El efecto piezoeléctrico es la capacidad que poseen algunos materiales para generar energía eléctrica cuando se les aplica presión o fuerza.

Existen dos grupos de materiales:

Los de naturaleza piezoeléctrica primigenia: cuarzo, turmalina, etcétera.

Los denominados ferroeléctricos: tantalato de litio, nitrato de litio, berlinita, en forma de materiales monocristalinos y cerámicas o polímeros polares, que tras ser sometidos a polarización adquieren propiedades piezoeléctricas.

La piezoelectricidad es un fenómeno que ocurre en determinados cristales que, al ser sometidos a tensiones mecánicas, adquieren en su masa una polarización eléctrica, apareciendo una diferencia de potencial y cargas eléctricas en su superficie.

Los cristales de cuarzo se comportan de forma similar a los tanques LC, y también se les conoce como Resonador de cristal, con la ventaja de poder generar frecuencias de oscilación estables e insensibles.

Este fenómeno también ocurre a la inversa: se deforman bajo la acción de fuerzas internas al ser sometidos a un campo eléctrico. El efecto piezoeléctrico es normalmente reversible: al dejar de someter los cristales a un voltaje exterior o campo eléctrico, recuperan su forma.

Los materiales piezoeléctricos son cristales naturales o sintéticos que carecen de centro de simetría. Una compresión o un cizallamiento provocan disociación de los centros de gravedad de las cargas eléctricas, tanto positivas como negativas.

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