Cierzo es el nombre que se da a un viento frío, seco y muy fuerte que sopla desde el noroeste, NO, característico de la región de Aragón, en España.

La palabra, como tal, proviene del latín cercĭus o circĭus, que a su vez podría provenir de circus, que significa "círculo", en referencia al carácter turbulento y vertiginoso de este viento.

El cierzo se origina en el valle del río Ebro, como consecuencia de las diferencias de presión entre el mar Cantábrico y el Mediterráneo. Afecta a las regiones de Navarra y Aragón, aunque puede extenderse hasta Francia.

Puede presentarse cualquier época del año, pero es más común en invierno e inicios de la primavera. Algunas de sus consecuencias, aparte de las asociadas a la aridez que produce su sequedad, es que trae un cielo despejado y un tiempo en calma.

Es un viento que llega a ser tan fuerte que hay testimonios antiguos, como el de Marco Porcio Catón, en el siglo II a. de C., de que podía tumbar carretas cargadas o derribar personas. Eugenio d’Ors se refirió a la capital aragonesa como la novia del viento.

Aparte de ser el viento del NO que sopla con persistencia en el valle del Ebro, cierzo es un nombre usado en el resto de regiones españolas, donde se identifica, en general, con el viento frío de componente norte. El valle del Ebro, encajonado entre los Pirineos y el Sistema Ibérico, actúa como un canal natural que fuerza a ese molesto aire a soplar con un efecto de embudo, lo que da lugar a fuertes rachas.

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