¿Qué es el ámbar?
El ámbar no es un mineral propiamente dicho. Se trata de una resina fosilizada con, al menos, 100 000 años, aunque la mayoría de piezas suelen tener millones de años. El origen del nombre procede del árabe que significa “lo que flota en el mar”.
El ámbar está clasificado como un compendio orgánico. Encontramos multitud de yacimientos de ámbar por el mundo. Unos explotados comercialmente y, otros de muy especial interés por sus aportaciones científicas por la cantidad de restos fósiles que se encuentran en su interior.
El ámbar suele ser resina de coníferas (Pinus succinifera) a partir de “heridas” producidas en los árboles.
A lo largo de la historia, esta resina ha sido altamente valorada por coleccionistas y científicos dada su capacidad para preservar insectos y piezas vegetales, manteniéndolos intactos por cientos de años. Aunque usualmente se le reconoce por su color amarillo o marrón, algunos ejemplares pueden ser de una tonalidad miel, verde o gris.
En la antigüedad, los griegos notaron sus capacidades eléctricas al rozar objetos
contra la piedra, por lo que se creía que tenía propiedades mágicas y medicinales.
Aunque esta piedra semipreciosa es utilizada en gran medida con propósitos ornamentales por su gran belleza y atractivo único, también se le atribuyen múltiples propiedades terapéuticas.
Se tiene la creencia de que, por su gran carga energética, la piedra de ámbar tiene la capacidad de albergar buenas energías y ahuyentar espíritus negativos.
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es.wikipedia.org
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