El ámbar gris es una secreción producida por el cachalote. Suele encontrársele flotando en el mar o en las playas. Es la "trufa blanca" oceánica de la perfumería, un ingrediente para la preparación de fragancias, muy escaso y exclusivo. 1 kilo se cotiza en el mercado en torno a los 30 000 euros.

Normalmente, los cachalotes se alimentan casi exclusivamente de calamares. En un día pueden llegar a ingerir hasta una tonelada. Las partes duras de estos moluscos, que no pueden digerir, las regurgitan por la boca, pero en algunos casos, estos trozos continúan su recorrido por el sistema digestivo y les irritan el estómago y el intestino delgado. El intestino produce una secreción grasosa rica en colesterol para recubrir estos pedazos y amortiguar el daño que provocan en el interior del animal.

El cachalote luego expulsa esta sustancia y es lo que se conoce como ámbar gris, aunque es posible también que el ejemplar muera por indigestión, y cuando su cuerpo se descompone o explota, estas secreciones queden flotando en el mar.

Apenas sale por el orificio del mamífero, es una sustancia viscosa y maloliente. Pero con el paso del tiempo -años, décadas- y a medida que las corrientes la empujan de aquí para allá, va adquiriendo un cuerpo ceroso y una fragancia particular, hasta que las olas la empujan hacia la costa. Cuanto más tiempo ha pasado en el mar, más refinado y complejo se torna su aroma, y más elevado su valor.

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