Con el asesinato de Alejandro II. Su sucesor instauró un régimen de mayor control y represión. En el mismo año del asesinato y subida al trono del nuevo zar, es decir en 1866, se creó la Ojrana, la policía secreta más eficaz del mundo hasta su desaparición en la Revolución de 1917.

El zar Nicolás II reforzó aún más el poder de la Ojrana, ya que se elevó el número de sus integrantes hasta cien mil, y luego el doble después la Revolución de 1905. Se entró en una dinámica terrible de subversión y represión.

Aunque en teoría los policías tenían que entregar los detenidos al poder judicial para ser juzgados, con condenas que iban desde la pena capital hasta el encarcelamiento y la deportación a Siberia, en ocasiones, estos funcionarios tenían licencia para ejecutar directamente a los detenidos. La práctica de la tortura era muy común.

En los años previos a la Gran Guerra la Ojrana se extendió fuera de las fronteras del Imperio ruso para obtener información de todos los países porque la mayoría de las organizaciones políticas y sociales contrarias al zarismo tenían sedes o grupos en el extranjero. Su gran éxito fue reclutar para sus servicios a Alfred Redl, el jefe del contraespionaje austriaco.

Una de las fuentes más completas a la vez que cercanas en el tiempo sería Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, escrito por el trotskista Víctor Serge en 1925. Este documento histórico e historiográfico fue redactado en los primeros años de la Unión Soviética.

Más información: es.wikipedia.org