Elisabeth Eidenbenz fue una maestra suiza que llegó a Madrid en 1937 como enfermera voluntaria de la Asociación de Ayuda a los Niños de la Guerra, para colaborar con el Gobierno de la República.

Al acabar la Guerra pasó la frontera a Francia junto con los miles de exiliados españoles. Allí continúo con su labor de ayuda a las mujeres y los niños internados en los campos de concentración de Argelès-sur-Mer, Saint Cyprien y Rivesaltes.

Eidenbenz gestionó con las autoridades francesas sacar a las embarazadas de los campos. Elizabeth buscó un lugar idóneo para instalar una maternidad y lo halló a las afueras del pueblo de Elna; el castillo abandonado de Bardou.

Para el mantenimiento de la Maternidad, el Socorro Suizo (Cruz Roja) enviaba regularmente productos alimenticios: leche condensada, queso, conservas, arroz, pastas, ropa. Además, tenían recursos propios; una huerta, tenían árboles frutales y criaban conejos.

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, la maternidad comenzó a acoger a madres judías y gitanas que huían de la persecución nazi. La Gestapo cerró la maternidad en 1944.

Entre 1939 y 1944 nacieron un total de 597 de 22 nacionalidades diferentes, aunque la inmensa mayoría eran hijos de exiliados españoles en el sur de Francia y el resto judíos y gitanos.

En el año 2005, el Ayuntamiento de Elna, dirigido por Nicolás García, hijo de exiliados republicanos españoles, compró el edificio con la idea de convertirlo en un centro de memoria.

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