El escapulario era un delantal usado por los monjes durante el trabajo, para no ensuciar la túnica. Colocado sobre las escápulas (hombros), el escapulario es una pieza del hábito que aún hoy usan los carmelitas.

Con el tiempo, se estableció un escapulario reducido para ser dado a los fieles laicos. De esa forma, quien lo usase podría participar de la espiritualidad del Carmelo y de las grandes gracias que están ligados a él; entre otras el privilegio sabatino.

En su bula llamada Sabatina, el papa Juan XXII afirma que quienes usan el escapulario serán rápidamente librados de las penas del purgatorio el sábado que sigue a su muerte.

Las ventajas del privilegio sabatino fueron confirmadas por la Sagrada Congregación de las Indulgencias, el 14 de julio de 1908.

El escapulario actual está hecho de dos cuadraditos de tejido marrón unidos por cordones, que tienen a un lado la imagen de Nuestra Señora del Carmen, y en la otra el Corazón de Jesús, o el escudo de la Orden del Carmen.

Es una miniatura del hábito carmelita, por eso es de tela. Quien se reviste del escapulario pasa a formar parte de la familia carmelita y se consagra a Nuestra Señora. Así, el escapulario es un signo visible de la alianza con María.

El escapulario del Carmen es un sacramental. Según el Vaticano II, es “un signo sagrado, según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se obtienen efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia” (SC 60).

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