El delfín de Francia era un título nobiliario empleado en forma continua desde el año 1349 hasta 1830. Era reservado a los príncipes herederos al trono, que fuesen hijos legítimos del monarca reinante.

Así fue este cargo a lo largo de cinco siglos, hasta que estalló la Revolución Francesa y el país se convirtió en una república.

Nada tiene que ver este título con el simpático cetáceo, ya que ambos términos provienen de orígenes diferentes. La palabra alude literalmente, a los animales que llevaban en su bandera.

El último en llevar este título fue Luis Antonio de Borbón y Saboya, duque de Angulema, de 1824 a 1830.

La palabra delfín deriva del latín delphinus, y este del griego delphinos, se usa para referirse al sucesor designado oficial u oficiosamente para un cargo. El primer príncipe francés conocido como delfín fue Juan II de Francia, que sucedió en el trono a Felipe VI de Francia.

Los herederos del trono de Francia ostentaron este título desde que en 1349 el conde Humberto II (cuyo nombre era delfín Humberto II), vendió su señorío del delfinado a Felipe VI de Francia con la condición de que el trono francés adoptara el título adjunto a la tierra y gobernara el Delfinado como una provincia separada.

Por extensión se define a la delfina de Francia (dauphine de France) como la esposa y, por tanto, futura reina consorte del delfín de Francia, siendo la primera Juana de Borbón (1350-1378), esposa de Carlos V de Francia, a la vez primer delfín de Francia.

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